jueves, 19 de octubre de 2023

EL ROMANCERO



Dentro de la poesía popular medieval destacamos Los romances.

Los romances son composiciones lírico-épicas en verso, de carácter popular (anónimos), nacidas en la Edad Media y transmitidas oralmente. Su conjunto se denomina Romancero Viejo. 

(A partir del S. XVI, los poetas cultos los imitan y sus creaciones se llaman en conjunto Romancero Nuevo).

Como poema (estructura métrica), el romance consta de una serie de versos octosílabos de los cuales riman los pares en asonante mientras que los impares quedan libres. Su esquema sería: 8-, 8a, 8-, 8a,...

Los principales recursos empleados en ellos tienen que ver con su doble carácter de poemas líricos y narrativos. Así, combinan rasgos propios de la épica (algunos relacionados con la transmisión oral) con otros rasgos frecuentes en la lírica popular:

 
RECURSOS LÍRICOS

RECURSOS ÉPICOS

- Repeticiones.
- Exclamaciones.
- Interrogaciones.
- Diminutivos.

FIGURAS RETÓRICAS
- Anáforas.
- Paralelismos.

- Personificación.
- Metáfora.
- Hipérbole.



- Apelaciones al oyente.
- Epítetos épicos.
- Aparición de diálogos (cambio del
   punto de vista).
- Libre uso de los tiempos verbales.
- Lenguaje arcaizante.


(Algunos estudiosos opinan que los romances surgieron de la fragmentación de los versos de los cantares de gesta)


CLASIFICACIÓN

Según el tema que tratan, los romances se dividen en:

  • Épicos o literarios: aquellos que tienen como protagonistas a los héroes de la épica medieval, como el Cid, Bernardo del Carpio, etc. Dentro de ellos también se encuentran los carolingios, protagonizados por caballeros franceses (Roldán o Carlomagno).

  • Históricos o noticieros: los que se basan en los sucesos que acontecían en la época. Entre ellos distinguimos:
    1. Fronterizos: los que reflejan los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos.
    2. Moriscos: en los que los musulmanes son presentados como caballeros que compiten en cortesía con los cristianos.

  • Líricos y novelescos: aquellos en los que destaca especialmente la expresión de sentimientos o cuyo argumento es ficticio.

ESTILO

El principal rasgo de estilo es el carácter fragmentario de estas composiciones. Se trata de escenas en muchas de las cuales falta la presentación de los personajes, pero, sobre todo, que terminan en un final truncado, lo que les confiere un especial misterio. En algunas ocasiones esto ocurre porque el final (o el principio) se ha perdido.

También, debido a su transmisión oral, existen diferentes versiones.


El final truncado lo apreciamos en éste:



Y en los romances más líricos o novelescos (muy relacionados con la lírica popular) aparecen elementos simbólicos: la caza, la primavera, el agua, los jardines,... Su significado tiene relación con el tema amoroso que tratan. 


ACTIVIDADES Romance del prisionero

1. Lee este poema y analiza su métrica.
2. Haz una interpretación de su contenido.
3. Clasifícalo según su tema.
4. Busca figuras retóricas de repetición.


 Romance del prisionero

Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en una prisión,
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero:
¡déle Dios mal galardón!


 

ACTIVIDADES Romance de Abenámar

4. Lee este poema y di quiénes lo protagonizan.
5. ¿Se trata de un romance fronterizo o morisco? Justifica tu respuesta.
6. Busca en él ejemplos de estos rasgos del romancero:

- Fragmentos dialogados.
- Aparición de epítetos épicos.
- Libre uso de los tiempos verbales.
- Figuras retóricas: personificación, hipérbole, paralelismo,...


ROMANCE DE ABENÁMAR

"¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida:
Moro que en tal signo nace
no debe decir mentira."
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:
"Yo te lo diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho,
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey,
que la verdad te diría."
"Yo te agradezco, Abenámar
aquesa tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!

"El Alhambra era, señor,
y la otra la Mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas cobraba al día,
y el día que no los labra,
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía."
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:

 "Si tú quisieses, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y Sevilla."
"Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería."



El resto de los romances medievales conservados puedes leerlos en la página web Cervantes Virtual: Romancero Viejo. Cervantes Virtual



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