Un idioma es algo vivo, que está en uso, por lo tanto, no es uniforme, sino que presenta variantes que dependen de diversos factores. Así, en una misma lengua hay variantes geográficas, variantes sociales y variantes de situación.
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VARIEDADES GEOGRÁFICAS O DIATÓPICAS: DIALECTOS.
Un dialecto es la variante de una lengua que depende del lugar en el que se habla. Cada idioma tiene diversos dialectos, es decir, maneras de hablar una lengua en diferentes países o regiones. El castellano cuenta con varios:
DIALECTOS DEL CASTELLANO
• Septentrionales: del norte (Castilla y León, Cantabria, …)
• Meridionales: de la zona sur (Andalucía, Canarias, …) Se caracterizan por el seseo, la aspiración de la s, pérdida de d final o entre vocales,...
• El español de América: no es un dialecto único, sino que comprende seis variantes, de acuerdo con las regiones: rioplatense, chileno, andino, caribeño, mexicano y centroamericano.
Las características generales del castellano hablado en Hispanoamérica son:
- El seseo: igual que en el dialecto andaluz, las sílabas za, ce, ci, zo, zu se pronuncian con el sonido /s/.
- Voseo: utilización del pronombre vos en lugar de tú, acompañado de formas verbales particulares: vos tenés.
- Yeísmo: se da en todas las variantes del castellano. Consiste en pronunciar la ll como y (consonante).
- Utilización de usted en lugar de tú (en el registro coloquial), incluso de padres/madres a hijos/as: ¡Usted, tráigame!
- Léxico propio, que varía entre países o regiones: papas (por patatas), carro (coche), cuadra (manzana de casas), celular, jugo (zumo), cobija (manta), plata (dinero), …
Las variedades
dialectales se aprecian en el habla, pero no deben expresarse por escrito.
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VARIEDADES SOCIALES O DIASTRÁTICAS: NIVELES.
Tienen que ver con
factores que afectan al hablante en su relación con la sociedad, como:
· La profesión:
jergas profesionales o tecnolectos (Ej. jerga médica)
· El ambiente: jergas propiamente dichas o argots (Ej. argot de los delincuentes).
· La formación o el nivel cultural de los hablantes:
- Nivel culto: Aquel que utilizan los hablantes mejor formados, con un alto nivel cultural.
- Nivel o lengua estándar: Variedad intermedia, que adoptan, sobre todo, las instituciones y los medios de comunicación. Respeta en buena medida las normas, aunque no es tan rígido como el anterior.
- Nivel vulgar: Nivel de lengua propio de aquellos que carecen de formación académica, por
lo que cometes errores gramaticales llamados vulgarismos.
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VARIEDADES DE SITUACIÓN O DIAFÁSICAS: LOS REGISTROS.
La manera de expresarnos también cambia según la situación en la que nos encontremos. Todos los componentes del contexto condicionan la elección del hablante: la relación entre emisor y receptor, el tema, el estado anímico,…
Los registros se dividen en formales e informales. El principal registro informal es el lenguaje coloquial.
- Registro coloquial: Es el que todos empleamos en la vida cotidiana para comunicarnos con los amigos y la familia. Es la variedad más utilizada en las conversaciones y se caracteriza por ser espontánea. Algunos de sus rasgos son:
1.
Léxico
sencillo y familiar.
2.
Uso de
palabras comodín (cosa, tema),
muletillas (¿entiendes?, en plan,…) y frases hechas.
3.
Uso de
aumentativos (malote), de diminutivos (manitas), de interrogaciones retóricas
(¿ya viniste?), y de exclamaciones (¡menudo lío!).
4.
Acortamiento
de palabras (apócopes): cole, profe,
bici.
5.
Frases
cortas, algunas sin terminar (puntos suspensivos).
6.
Alguna
incorrección gramatical: laísmos.
-Registro formal: Más cuidado, menos espontáneo. Puede emplearse en la lengua oral o escrita. Se usa en ambientes académicos y profesionales. Se caracteriza por:
1.
Emplea un
léxico más rico y complejo.
2.
No se usan
palabras comodín ni muletillas.
3.
Se evitan las
repeticiones.
4.
Se cuida la
expresión en todos los aspectos.
5.
No se cometen
incorrecciones gramaticales.
ACTIVIDAD: Busca ejemplos del uso de lenguaje coloquial en este fragmento de la novela El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio.
- ¡Bueno, hombre!, ¿qué os pasa ahora? ¿Me la vais a
quitar? - Echaba el brazo por los hombros de Carmen y la apretaba contra su
costado, afectando codicia, mientras con la otra mano cogía un tenedor y
amenazaba, sonriendo:
- ¡El que se arrime...!
- Sí, sí, mucho teatro ahora -dijo Sebas-; luego la das
cada plantón, que le desgasta los vivos a las esquinas, la pobre muchacha,
esperando.
- ¡Si será infundios! Eso es incierto.
- Pues que lo diga ella misma, a ver si no.
- ¡Te tiro...! -amagaba Santos levantando en la mano una
lata de sardinas.
- ¡Menos!
- Chss, chss, a ver eso un segundo... -cortó Miguel-. Esa
latita.
- ¿Esta?
- Sí, esa; ¡verás tú...!
- Ahí te va.
Santos lanzó la lata y Miguel la blocó en el aire y la
miraba:
- ¡Pero no me mates! -exclamó-. Lo que me suponía.
¡Sardinas! ¡Tiene sardinas el tío y se calla como un zorro! ¡No te creas que no
tiene delito! -miraba cabeceando hacia los lados.
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